Privado Visor de obras. Camino, tropiezo con una señora rubia que me fulmina con la mirada. Una mujer muy perfumada casi me da un empujón, la esquivo a tiempo. Es casi una obsesión que tengo, me pasa desde que quedé encerrada en el baño de mi tía. Estoy al borde de un ataque de claustrofobia, mi corazón late asustado. Las filas se ordenan y las voces cesan. Un rumor grave, preciso, rompe el silencio. Enorme y bella la abertura de roble capta toda mi atención.
Vieran yo como disfruto estar sola pero sobre todo sentirme que estoy sola. No envidio a nadie porque al ver una pareja siempre me pregunto quien habra sacrificado y cuanto para seguir con ese matrimonio. Yo le pido a Dios que me ayude, que lo aleje de mí, que no me deje caer en esta tentación… Tengo tanta mala suerte en el amor…. Así que ojo con estos super hombres que en sus casas «no son comprendidos».
Que haces lo que te apetece, donde obtienes lo que quieres de la vida. Entonces hice una oferta, y me puse en contacto con el vendedor, para estar informado de lo que ocurría. Sin ser un pesado por supuesto. Entonces volví a llamar, y endulce un poco el trato, y también pregunte sobre el resto de las ofertas que tenían. De esta forma me entere de que estaban apunto de ofrecerle el apartamento a otra pareja. Tuve en cuenta su oferta, así como las dudas del vendedor. Estaban algo recelosos de aceptar dueños con perros.
